viernes, 17 de agosto de 2007

VULNERABILIDAD AL DESCUBIERTO

Por estar ubicado exactamente encima de una falla tectónica, es decir una zona de interacción entre la Placa Sudamericana, que avanza hacia el noroeste a una velocidad de 2 a 3 cm por año, y la Placa de Nazca, que a una velocidad de 5 a 10 cm por año avanza hacia el este, el territorio peruano ha sufrido unos 2,500 sismos en los últimos 500 años. Tres de ellos, en 1586, 1687 y 1746, redujeron a escombros la ciudad de Lima.
En el pasado siglo los terremotos de 1940, 1966, 1970 y 1974 causaron numerosas víctimas y miles de viviendas colapsadas.

La mayoría de los peruanos sabemos, con mayor o menor erudición, que poblamos un territorio expuesto constante y recurrentemente a la amenaza sísmica, especialmente en la costa central. Pero vivimos como si no lo supiéramos y cada vez que uno de éstos eventos nos “sorprende” queda al desnudo nuestra vulnerabilidad.
Yo no estaba preparado. No tengo linterna, mi radio portátil no tenía pilas, mi botiquín es apenas una colección de pastillas y jarabes que quedaron ahí, mas algo de algodón y un frasquito de antiséptico, ¿una ración de alimentos no perecederos? ¿reservas de agua potable? ¿un plan para evacuar la casa?...
Vulnerabilidad es la susceptibilidad de quien está expuesto a una amenaza, es la posibilidad de ser más o menos afectado por la intensidad de la misma.
La vulnerabilidad es una compleja trama de factores que se entrelazan y potencian entre sí y en cuya construcción participa activamente el hombre.
El miércoles a la hora del terremoto una de las primeras cosas que se me vinieron a la mente fueron las clases del Dr. Morales Soto, profesor del curso Emergencias y Desastres, que se lleva en primer año de medicina en San Marcos, recordaba que él hablaba de la necesidad estar preparados para soportar el impacto de un desastre y para prestar asistencia a las víctimas en los momentos críticos posteriores.
Se puede reducir oportunamente la vulnerabilidad social y económica, técnicamente hoy es posible reducir el nivel de exposición que muestran grandes sectores de la población.
La tragedia que hoy enluta al país ha puesto en evidencia lo desorganizados que estamos, lo vulnerables que somos.
Nuestro país cuenta con recursos humanos capacitados para actividades de mitigación, preparativos y respuesta ante un desastre. También ahora hay recursos económicos. Ya tendría que estarse iniciando la organización de un sistema nacional de emergencias y desastres capaz de dar una respuesta adecuada la proxima vez.

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